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(IVÁN): Feliz cumpleaños a Don Juan Carlos I. de Borbón, rey de España
(demasiado antiguo para responder)
valarezo
2008-01-07 00:09:36 UTC
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Sábado, 05 de enero, año 2008 de Nuestro Salvador Jesucristo,
Guayaquil, Ecuador - Iberoamérica

(Feliz cumpleaños a Don Juan Carlos I. de Borbón, rey de España. Todo
nuestro mundo de habla hispano lo celebra con él, como de costumbre,
como en los días de las fiestas de los Reyes Magos, por ejemplo.

Entonces muchas felicidades a Don Juan Carlos I. por haber celebrado
una vez más su cumpleaños en unión de sus familiares y de sus buenos
amigos, como nuestro Creador Celestial, como nuestro Espíritu Santo,
como nuestro Salvador Eterno, nuestro Señor Jesucristo, en su casa
grande y en su corazón, como siempre, por supuesto, como buen rey de
los cristianos de habla hispano.

Pues bien, nosotros esperamos siempre felices que el rey Don Juan
Carlos I. cumpla muchos más años de salud, de felicidad y de mucha más
prosperidad que antes en sus nuevos días de vida, para él y para cada
una de todas las familias de España, se lo pedimos a nuestro Padre
Celestial en el nombre sagrado de su Hijo amado, ¡nuestro Señor
Jesucristo! ¡Amén!)


(Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)



SÍ BENDICES A UN SIERVO DE DIOS, PORQUE ES DE CRISTO, SERÁS BENDITO


Porque esa es la Ley del cielo, <<bendecir sin más tardar a los que
bendicen a los hijos e hijas de Dios en todos los lugares de la vasta
creación de Dios>>, en el cielo, en el paraíso y como la tierra, de
nuestros días y de siempre, por ejemplo. Porque esto es lo que <<agrada
al corazón sagrado de nuestro Padre Celestial, bendecir poderosamente
a los que bendicen a sus hijos y a sus hijas, para que sean también
benditos por igual cada uno de ellos>>, en la tierra y así también en
la nueva era venidera de su nuevo reino celestial.

Puesto que, <<una bendición sincera y sencilla del corazón>> del hombre,
de la mujer, del niño o de la niña hacia todos aquellos que aman a
Dios, <<por medio de su fruto de vida eterna>>, nuestro Señor
Jesucristo, entonces realmente <<se están bendiciendo ellos mismos>>
sobrenaturalmente. Y <<esta bendición veraz no morirá jamás delante de
Dios y de su Espíritu Santo, para que ningún bien les falte en sus
vidas ni en la vida de los suyos para siempre>>, en la tierra y así
también en el más allá, como en el paraíso o como en La Nueva
Jerusalén Santa e Imponente del cielo, por ejemplo.

Porque la verdad es también que <<nuestro Padre Celestial ama
infinitamente a todos aquellos que tienen siempre un buen corazón y un
buen espíritu, para bendecir limpiamente con sus vidas a los que
sirven a Dios, en el espíritu, en la verdad, en la justicia y en el
derecho de la Ley de Moisés y de Israel>>, por ejemplo. Dado que, para
nuestro Dios <<todo aquel que bendice con su corazón y con su vida a
sus siervos y a sus siervas en toda la tierra, realmente está
bendiciéndole a Él mismo, a su palabra, a su Ley Sagrada y a su nueva
vida infinita de su gran ciudad celestial>>, como La Nueva Jerusalén
Santa y Grandiosa del cielo.

Y tú mismo te preguntaras, por cierto, mi estimado hermano y mi
estimada hermana: ¿Quién es el siervo o sierva de Dios en toda la
tierra? Pues muy buena pregunta te has hecho y muy sincera al mismo
tiempo, porque la repuesta a ella no está lejos de la escritura, ni
menos de tu corazón y de tu conocimiento humano.

La verdad <<no es difícil de ver y entender>> quienes son realmente los
que sirven a Dios y quienes no, en todas las familias de las naciones
de la tierra. Nuestro Señor Jesucristo <<nos dio un buen ejemplo, en
sus muchas enseñanzas y en su palabra viva, por ejemplo>>. Él
simplemente nos dijo: <<Todo aquel que da buen fruto es de Dios, por
tanto, es un buen árbol. Porque ningún árbol malo les va a dar buen
fruto, ni ningún buen árbol les va a dar malos frutos>>.

Entonces a los hombres los conocerán por sus frutos, sean buenos o
sean malos sus frutos. Es decir, que si tú hermano te manifiesta
buenas obras y buenas palabras siempre, ciertamente él es de Dios, por
tanto, lleva buenos frutos en su vida delante de ti y de los demás.
Por lo contrario, si no es así, entonces significa que jamás saldrá de
él o de ella ningún buen fruto, ni ninguna buena palabra, digna de
verdad, de justicia y del cumplimiento del derecho de la Ley de Dios,
por ejemplo, para con él mismo, los suyos y para con los demás.

Así pues, conocerás siempre quien sirve a Dios y quien no, para que no
seas engañado jamás por ellos, ni muchos menos por Satanás, por
ejemplo. Y al que sirve a Dios, pues ayudarle, apoyarle, sostenerle
siempre para que las buenas obras avancen en la tierra para bien de
muchos y así las tinieblas dejen de seguir su curso de mal en peor, en
la vida de la humanidad entera y en todos los lugares de la tierra.
Porque son las buenas obras y las buenas palabras, como las que
descienden del cielo por el Espíritu Santo, como de nuestro Padre
Celestial y como las del Árbol de la vida, nuestro Salvador
Jesucristo: <<las que realmente bendicen y ayudan mucho en la vida del
hombre y de la mujer para crecer y para superar el mal del Satanás
siempre>>.

Porque ésta es realmente <<la bendición celestial>> que diariamente el
hombre, la mujer, el niño y la niña de la humanidad entera, necesitan
de Dios, como la tierra necesita de los rayos del sol para crecer
continuamente y tener luz y así por siempre ser libres de los males
terribles de las tinieblas de Satanás y de su gente de maldad.
Entonces no nos es difícil encontrarnos con gente que son de Dios y le
sirven fielmente día y noche, para que <<el Espíritu de la verdad, de
la justicia y del derecho eterno de su Ley Viviente florezca siempre
en todos los lugares de la tierra, para bien de muchos>>.

Y esto es, en verdad, como lo fue en la antigüedad así pues también,
hoy en día, para derrotar en cada momento a cada una de las más
terribles profundas tinieblas de Satanás y de su gente de gran maldad,
<<para que la luz del cielo sobreabunde en toda vida humana>>, como en
el paraíso con los ángeles, por ejemplo. Porque nuestro Padre
Celestial <<desea hacer de la tierra un paraíso glorioso>>, como en el
cielo, como en La Nueva Jerusalén Santa y Perfecta del más allá, por
ejemplo: <<llena de siervos y de siervas a él y a su nombre santísimo,
para que sólo reine la luz de la verdad, la justicia y el derecho de
su Ley Eterna>>. Y en estos lugares celestes todos se bendicen
mutuamente en Jesucristo.

Y, es por eso, que <<estamos llamados por nuestro Padre Celestial a ser
sus siervos y sus siervas por medio de Cristo, <<para alcanzar una vida
mucho mejor en esta vida y en la nueva era venidera, entonces vivir su
nueva vida infinita>>, libre de los males del pecado y vivir fijamente
de los frutos del buen Árbol Eterno, ¡nuestro Jesucristo! Entonces
cualquiera que les dé un vaso de agua en mi nombre, porque son de
Cristo, de cierto les digo que jamás perderá su recompensa, <<les decía
el Señor Jesucristo a sus apóstoles y a sus discípulos delante de las
multitudes, para que entiendan todos de que sus vidas son muy
preciosas para nuestro Dios y para sus ángeles del cielo>>.

Para que de esta manera, <<todo aquel que desee bendecir a su Padre
Celestial que está en los cielos, pues entonces muy bien lo puede
hacer con todo aquel que cree en él, por medio de su Hijo amado>>,
nuestro único fruto de vida eterna, en el paraíso, en la tierra y en
la nueva era venidera, también y para siempre. Porque en la nueva vida
del nuevo reino de Dios, los ángeles y así también los seres humanos,
como de todas las familias, razas, pueblos, linajes, tribus y reinos
de la tierra, <<tendrán que seguir comiendo y bebiendo del fruto del
Árbol de Dios, nuestro Señor Jesucristo, para no volver a tener sed,
ni hambre jamás en sus nuevas vidas infinitas>>.

Es decir, que <<sólo los que creen en Dios, en sus corazones, por medio
de su Hijo amado, confesando con sus labios su nombre santo y
salvador, entonces son realmente hijos e hijas del Altísimo>>, por lo
tanto, <<tienen acceso día y noche al Árbol de vida>>, en el paraíso, en
la tierra y en la nueva era venidera, también. Entonces nuestro Padre
Celestial <<desea que todo hombre, mujer, niño y niña de todas las
familias de la humanidad entera, reciba en su corazón, cuanto antes
mejor, el nombre muy antiguo y sumamente repleto de bendiciones de la
vida antigua de nuestro Padre Celestial y de su Árbol de la vida
eterna>>, para vivir en paz con Él infinitamente.

Y, <<sólo de esta manera poder entonces tener poderes sobrenaturales en
su corazón y en su espíritu humano para bendecirse a si mismo y a los
demás de igual forma, para gloria y para honra infinita de nuestro
Padre Celestial y de su nombre muy santo>>, por ejemplo. Porque
<<nuestro Padre Celestial desea día y noche que todo hombre y mujer,
que todo niño y niña se bendigan a si mismos y los unos a los otros,
en el nombre sagrado de su Hijo amado, ¡nuestro Señor Jesucristo!,
para que haya paz y prosperidad siempre en sus nuevas vidas
infinitas>>.

De otra manera, <<no hay paz ni menos vida para ningún ángel del cielo
y así también para Adán ni para ninguno de sus descendientes>>, en sus
millares, en todos los lugares de la creación de Dios. Porque <<el
bendecirse a si mismo y ayudarse el uno al otro, a como de lugar en el
nombre de Jesucristo>>, como en el cielo con los ángeles, por ejemplo,
es lo que realmente hace la gran diferencia para que haya crecimiento,
prosperidad y mucha paz entre los hombres, mujeres, niños y niñas de
la humanidad entera entre todas las naciones.

Y <<todos tenemos que aprender a darnos el uno al otro de las
bendiciones sobrenaturales de nuestro Señor Jesucristo y de su
Espíritu Santo, aunque seamos extraños o de tierras lejanas>>, para
gloria de nuestro Padre Celestial en el cielo y así también en nuestro
diario vivir en la tierra. Porque <<sólo nuestro Señor Jesucristo es la
paz verdadera para el corazón y para el alma viviente>> del hombre, de
la mujer, del niño y de la niña de la humanidad entera, así como lo es
para los ángeles, arcángeles, serafines, querubines y demás seres
santos del cielo, por ejemplo.

De otra manera, <<si no nos damos a Jesucristo el uno al otro, no
importando jamás el statu quo de la persona, entonces simplemente no
podremos vivir como Dios desea que vivamos como los ángeles en el
cielo>>, sino que seguiremos haciéndonos mal el uno al otro, como
dándonos siempre de los frutos malos del árbol prohibido, por ejemplo.
Es por eso, <<que era imprescindible para nuestro Padre Celestial y
para el primer hombre comer del Árbol de la vida primero antes de
comer de cualquier otro árbol del huerto del Edén>>, para que haya paz,
prosperidad y mucha luz en su vida humana y como, también, con cada
uno de sus descendientes, en sus millares, comenzando con Eva.

Porque <<éste Árbol de la vida eterna es, de modo definitivo, su Hijo
amado, nuestro único posible gran rey Mesías de todos los tiempos,
nuestro Señor Jesucristo>>, para darnos vida y paz en abundancia en
esta vida, y en la venidera la vida inmortal e inseparable de nuestro
Padre Celestial y de su Espíritu Santo, para siempre. Por ello, para
nuestro Padre Celestial, <<cada uno de los hombres, mujeres, niños y
niñas de la humanidad entera, que cree en él, por medio de su fruto de
vida, entonces es muy importante en su corazón y en su nueva vida
infinita>>; pues es realmente tan importante su vida como su mismo
Árbol de vida eterna, ¡nuestro Salvador Jesucristo!

Consecuentemente, todo aquel que bendiga a uno de sus pequeños, en
cualquier tiempo o lugar de la tierra, realmente se bendice a si mismo
infinitamente, delante de Dios y de su Espíritu Santo, para no perder
jamás ninguna de sus muchas y ricas bendiciones sobrenaturales, de su
corazón y de su alma eterna, por ejemplo, para vivir por siempre
feliz. Es decir, que nuestro Padre Celestial jamás se olvidara del
corazón y del alma eterna de aquel hombre o mujer, de aquel niño o
niña, que bendijo con su corazón y con los frutos de su vida a uno de
sus siervos eternos o de sus siervas eternas, que cree en Él, por
medio del Espíritu de fe, de su Jesucristo.

En la medida en que, <<para nuestro Padre Celestial cada uno de estos
pequeños que cree en él por medio de su Jesucristo, es aquí cuando
realmente se goza su corazón y toda su alma santísima>> en el cielo, en
la tierra y así también en la nueva vida infinita de su nuevo reino
celestial. Porque la verdad es que <<cada uno de los hombres, mujeres,
niños y niñas de las naciones de la tierra, que cree en su corazón y
así confiesa su amor eterno hacia su Dios y Creador que está en los
cielos, únicamente por medio del nombre glorioso de su Jesucristo,
entonces es su verdadera gloria para su nueva era infinita>>.

"Una gloria sumamente infinita y, simultáneamente, muy especial para
su corazón eterno", la cual siempre ha buscado desde siempre, como
desde los primeros días de la antigüedad y hasta que la encontró en
Adán, en Eva y en ti, mi estimado hermano y mi estimada hermana, en un
día como hoy, por ejemplo, para vivir felizmente ya su nueva eternidad
venidera. Ciertamente, en la tierra no le faltara jamás ningún bien
del cielo ni de la tierra en su corazón y en toda su vida, y en la
nueva era venidera de su nuevo reino celestial, <<nuestro Dios se
asegurara personalmente que aquel hombre o aquella mujer de buena fe y
de buena voluntad no pierda nunca su bendición celestial e infinita>>.

<<Pues así bendice nuestro Padre Celestial infinitamente a todos
aquellos que bendicen a sus siervos y a sus siervas, porque son de
Cristo, por ejemplo>>, en la tierra y así también en la nueva era
venidera de su nuevo reino celestial. Es por eso, <<que es bueno
bendecir siempre, en vez de hacer todo lo contrario en la vida de
cualquier hombre, mujer, niño o niña de Dios>>, como del que ha creído
en su corazón, que nuestro Señor Jesucristo es su gran rey Mesías y
único posible salvador de su vida, para siempre.

Universalmente, para nuestro Dios <<cada vida humana es muy importante
para Él y para su nuevo reino celestial>>; es por eso, que <<no espero
mucho tiempo en enviar a su Jesucristo a morir la muerte cruel sobre
los árboles cruzados de Adán y Eva, sobre la cima de la roca eterna,
para ponerle fin al ángel de la muerte>>. Porque para nuestro Padre
Celestial, <<la muerte es pecado o, muy bien podemos decir también, que
el pecado es la muerte eterna>> para los ángeles caídos y así también
para todo pecador y para toda pecadora de todos los tiempos de la vida
de toda la tierra.

Y es precisamente <<ese ángel de la muerte, el cual traerá muerte a tu
vida ya, si Cristo no es tu Salvador en tu corazón y en tu vida,
también, hoy en día y eternamente>>, mi estimado hermano y mi estimada
hermana, en el más allá, como en el lago de fuego, la segunda y muerte
final de tu alma eterna. Es por eso, que nuestro Padre Celestial
<<llama desde el paraíso a todo hombre, mujer, niño y niña de la
humanidad entera, ha escapar el mal del pecado y de su muerte segura
en el infierno y en el lago de fuego>>, sólo posible por medio de la
invocación espiritual de su Hijo amado, ¡nuestro Señor Jesucristo!

Y <<el enseñarle a otros a escapar el mal del pecado, por medio del
fruto del Árbol de la vida >>, en sí, está haciendo en su vida <<lo que
Dios deseo hacer desde el cielo con la vida de Adán y con la vida de
cada uno de sus descendientes>>, en sus millares, en todos los lugares
de la tierra. Porque nuestro Padre Celestial <<sólo desea bendiciones y
vida en abundancia para Adán y para cada uno de sus hijos e hijas de
todas las familias, razas, pueblos, linajes, tribus y reinos de toda
la tierra, para alcanzar nuevas santidades infinitas aún no conocidas
ni por los ángeles más sabios del cielo, por ejemplo>>.

Consiguientemente, para nuestro Padre Celestial, <<el que sabe hacer el
bien y no lo hace, entonces le es contado como pecado en la tierra y
en el reino de los cielos, también, para llevarlo a juicio>> en el día
del Gran Juicio Final de Dios y de su Jesucristo de todas las cosas
(hechas y escritas en los libros del cielo). Pero <<el que sabe hacer
el bien y lo hace, entonces para nuestro Padre Celestial aquel hombre,
mujer, niño o niña, tiene un lugar muy importante en su corazón
sagrado>> y en su nueva vida infinita: ¡la felicidad eterna!

Por cuanto, <<nuestro Padre Celestial nos llama diariamente a ser sus
siervos eternos a su nombre santo, por medio de su Hijo amado, nuestro
Árbol de vida eterna del paraíso y de la tierra>>, para que tengamos
poderes sobrenaturales y en abundancia para ayudar a muchos siempre y
hasta que su nuevo reino celestial empiece en nuestras vidas, por
ejemplo. Porque <<ese es el Espíritu que nuestro Padre Celestial nos ha
regalo por medio de su Hijo>>, nuestro Señor Jesucristo: A ayudarnos
legalmente con los poderes del cielo los unos a los otros,
especialmente con aquellos que están obrando siempre en la buena obra
de nuestro Dios y de su gran rey Mesías, ¡nuestro Señor Jesucristo!,
para bien eternos de muchos.

Ciertamente, <<nuestro Padre Celestial por siempre bendecirá sus almas
infinitas, sin jamás olvidarse de ninguno de ellos>>, en sus millares,
de todas las familias de las naciones de la tierra, como a los que
bendicen día y noche y sin cesar a sus siervos, porque son de su Hijo
amado, su Jesucristo, ¡el único posible Mesías Salvador de todos los
tiempos! Pues <<ellos mismos han sido comprados con precioso precio de
sangre santa y sumamente bendita del corazón del mismo Dios de toda
vida del cielo y de la tierra, también, como del corazón de su
Espíritu Santo, como del corazón de su Árbol de vida eterna>>, ¡nuestro
único posible Salvador Jesucristo!

Porque la verdad es también que <<para todo ser viviente del cielo como
ángeles, o de la tierra como hombres, mujeres, niños y niñas, entonces
tienen que estar completamente protegidos por nuestro Padre Celestial,
por los poderes sobrenaturales del Espíritu de vida eterna de su Árbol
viviente>>, ¡nuestro Salvador Jesucristo! Para que de esta manera, el
enemigo eterno de nuestro Padre Celestial, el cual es Satanás, <<no
pueda jamás contaminar sus corazones y sus vidas con sus palabras
llenas de las tinieblas de mentiras y de enfermedades terribles del
más allá>> (las cuales pueden muy bien llevar a cualquiera a la
perdición eterna del infierno, por ejemplo).

Además, nuestro Padre Celestial <<no desea ver a ninguno de sus hijos e
hijas en el camino de la perdición y hacia la maldad eterna, manchados
con los pecados de Adán y Eva, por ejemplo>>, como mentiras terribles
que creyeron en sus corazones de parte de Satanás para mal de sus
vidas y de sus almas infinitas. En verdad, nuestro Padre Celestial
<<sólo desea ver a cada uno de ellos salvos de los males terribles del
pecado y llenos del espíritu de amor y de la verdad salvadora de su
Árbol de vida eterna>>, ¡nuestro Salvador Jesucristo!

Porque mayor verdad de que el Señor Jesucristo es su Hijo amado, su
gran rey Mesías, <<no hay otra igual>> en el cielo, ni en la tierra, ni
en ningún otro lugar de la vasta creación de Dios, para bendecir por
siempre a los ángeles del cielo y así también a cada hombre, mujer,
niño y niña de la humanidad entera. Entonces, hoy en día, como en la
antigüedad: el que cree en su corazón que el Señor Jesucristo es el
Hijo de Dios, realmente ha creído a una gran verdad infinita, <<la cual
bendecirá y salvara su alma y su corazón infinitamente y, por tanto,
jamás podrá ser superara por ningún bien del cielo ni de la tierra
jamás>>.

Porque si en verdad <<deseas sentir el Espíritu de gracia y de amor
infinito de nuestro Padre Celestial hacia su Hijo amado, nuestro Señor
Jesucristo>>, entonces tienes que amar a tu prójimo, como a los siervos
y como a las siervas de Dios, por ejemplo, porque han sido comprados
con sangre muy santa y muy preciosa de Cristo. Porque todo aquel que
ama a su prójimo, entonces realmente está amando a su Dios y Fundador
de su vida, en la tierra y en el cielo, en el mismo Espíritu de amor
que Dios siente hacia su Hijo amado, nuestro único Salvador Eterno,
eternamente y para siempre.

En la medida en que, <<después de nuestro Señor Jesucristo, entonces
nuestro Padre Celestial no podrá jamás perdonar nuestros pecados, ni
menos salvar nuestras almas para darnos pasó hacia su nueva vida
infinita>> de su nuevo reino venidero, por ejemplo, como su Nueva Gran
Jerusalén Perfecta y Eterna del cielo. Porque <<sólo bendiciéndonos los
unos a los otros en nuestro Árbol de vida eterna, nuestro Salvador
Jesucristo, es que verdaderamente vamos a encontrar muchas de las más
ricas y gloriosas bendiciones de salud, de crecimiento y de vida
eterna>>, para nosotros mismos y para todos los demás, también, hoy en
día y para siempre.

Dado que, ese es el poder sobrenatural del evangelio de nuestro Padre
Celestial y de su Hijo amado, nuestro Señor Jesucristo: <<bendecirnos
los unos a los otros por los poderes sobrenaturales de su nombre
sagrado y de su Espíritu de vida, para que vengan siempre cada vez más
y más días mucho mejores a nuestras vidas y más no días malos>>. Es por
eso, que nuestro Señor Jesucristo ha sido un buen ejemplo del corazón
de nuestro Dios <<para enseñarnos desde siempre, como desde los
primeros días de vida del hombre en el paraíso y en la tierra,
también, a que vivamos protegidos constantemente de la presencia y de
los males terribles del espíritu de mentiras y de calumnias de
Satanás>>.

Y esto sólo se logra en nuestras vidas día a día, diciéndonos siempre
los unos a los otros: <<toda la verdad, es decir, las verdades del amor
de nuestro Padre Celestial hacia su Hijo amado y hacia cada uno de
nosotros, también>>, en nuestros millares, en toda la tierra, para
amarnos mutuamente, como hermanos y como hermanas en nuestro
Jesucristo. Porque <<sólo las verdades de Jesucristo nos llevan cada
vez más y más cerca al conocimiento perfecto de nuestro Padre
Celestial que está en los cielos>>, cuando las mentiras de Satanás
hacen todo lo contrario en nuestros corazones siempre, para alejarnos
cada vez más de nuestro Dios y Fundador de nuestras vidas.

Porque <<Satanás es un mal constante en nuestras vidas, ya sea por su
presencia terrible o por sus mentiras y por sus calumnias antiguas>>,
las cuales no cesan de maldecir nuestras vidas, por ejemplo; pero
<<nuestro Jesucristo es un bien constante en nuestros corazones>>, el
cual jamás deja de bendecirnos aún más allá de la tierra y del cielo,
también. Entonces <<Satanás está siempre viendo como atacar a la imagen
y a la semejanza de Dios y de su Hijo amado en cada hombre, mujer,
niño y niña de la humanidad entera>>, como lo hizo en el cielo, no
tanto con los ángeles sino con Adán y Eva en el paraíso y así también
con sus descendientes en la tierra.

Es por eso, que cada vez que Satanás <<ve a un ser humano, entonces
inmediatamente está buscando como atacarlo para humillar y para
destruir, si fuese posible, la imagen y la semejanza de Dios en aquel
hombre o mujer o en aquel niño o niña, por ejemplo>>, en todos los
lugares de la tierra, cada vez que puede hacerlo así. Entonces Satanás
es nuestro peor enemigo en el paraíso, en la tierra y por siempre en
el más allá y hasta que deje de existir; es más, <<Satanás es tanto
enemigo de nosotros, así como siempre lo ha sido de Dios y de su Árbol
de vida eterna>>, ¡nuestro Señor Jesucristo!

Y cada vez que sientas el ataque del enemigo de tu vida, <<es realmente
el mismo ataque que nuestro Dios y su Jesucristo han sentido en sus
corazones y en sus vidas, cada vez que han sido atacados con mentiras
y con calumnias terribles de Satanás, por ejemplo>>, en el cielo y en
la tierra. Porque los ataques de Satanás en contra de Dios <<jamás
cesaron en el cielo, ni menos en la tierra>> (pienso que en la tierra
han sido mayores aún que los antiguos ataques que hizo en el cielo en
contra de Dios, de su Árbol de vida eterna y de su linaje humano, por
ejemplo).

Ya que, <<Satanás no ha cambiado en nada, desde el día que comenzó a
mentir y a calumniar delante de Dios>>, para hacer caer a los ángeles
del cielo en sus desgracias eternas y así también en el paraíso con
Adán y cada uno de sus descendientes, en sus millares, en todos los
lugares de la creación de Dios. Pues lo mismo es, como hoy en día,
contigo y conmigo, por ejemplo, mi estimado hermano y mi estimada
hermana, <<para hacernos creer a sus mentiras y a sus calumnias
religiosas, siempre dichas en contra de Dios y del Espíritu de la Ley,
nuestro Cristo, por medio de ídolos e imágenes de talla y de mucha
gente de gran maldad, también>>.

Por este motivo, <<Satanás odia la vida del hombre>> (la cual es obra de
las manos de Dios y el amor de Jesucristo), pues, así también la vida
de cualquier ser creado por la palabra y por el nombre de nuestro
Dios, Creador del cielo y de la tierra. Y cuando Satanás ataca
<<entonces lo hace con gran maldad y sin misericordia alguna en su
corazón oscuro, no tanto para herir al siervo o a la sierva de Dios,
sino a Dios mismo, a su Ley Eterna y a su Hijo amado>>, ¡nuestro
Salvador Jesucristo!

Porque <<todo ataque de Satanás es siempre planeado para destruir la
obra de nuestro Padre Celestial y de su Hijo amado, nuestro Árbol de
vida eterna, nuestro Señor Jesucristo, en nuestros corazones, en
nuestras mentes, en nuestras almas vivientes y en nuestras vidas
infinitas>>, de hoy en día en la tierra y así también de la nueva vida
venidera, por ejemplo. Y, por tanto, el que se deja usar por Satanás,
<<para atacar a un siervo o a una sierva de Dios, entonces está pecando
terriblemente delante de nuestro Padre Celestial y de su único Árbol
de vida eterna>>, nuestro Señor Jesucristo, para mal eterno de su vida
y de los suyos, también, en el cielo y en la tierra.

Porque el mal de Satanás <<cuando entra en una persona, entonces tiende
a regarse a los demás, de una manera u otra y hasta que lo logra para
mal de muchos siempre>>. Entonces mi estimado hermano y mi estimada
hermana, <<sí sientes en tu corazón decir o hacer algún mal en contra
de un siervo o de una sierva de Dios, como de los que son de
Jesucristo, entonces piénsalo bien>>, para que no peques en contra de
tu misma alma eterna, delante de Dios y de sus ángeles respetables,
por ejemplo.

Piénsalo bien antes de actuar, <<porque la verdad es que no eres tú
haciendo el ataque o la ofensa en contra de aquel siervo o aquella
sierva de Dios, sino que es el mismo Satanás en tu corazón, en tus
labios y hasta en tus manos, también>>, y sin que te des cuenta de nada
hasta que ya es demasiado tarde. Es por eso, que es mejor siempre
<<dejarlo todo (o cualquier dificultad) en las manos de nuestro Padre
Celestial, para que sea él mismo quien actúe por ti para defenderte de
cualquier ofensa del enemigo eterno de tu vida>> (el cual actúa
clandestinamente en la vida de cualquier pecador o de cualquier
pecadora de toda la tierra, para hacerte daño).

Por ello, nuestra única defensa ante cualquier ataque de mentiras y de
calumnias terribles de Satanás y de sus seguidores malvados es, ni más
ni menos, como en el reino de los ángeles, como en el paraíso de Adán
y Eva, por ejemplo, <<el mismo Espíritu Bendito del fruto de la vida
eterna de siempre>>, ¡nuestro único Salvador Jesucristo! Por ejemplo,
si Adán hubiese obedecido al llamado de Dios, de comer y de beber del
fruto del Árbol de la vida, desde el comienzo de su vida en el
paraíso, entonces <<Satanás jamás hubiese intentado acercarse a él,
para hacerle su maldad, como la que ya conocemos muy bien>>, sino todo
lo contrario.

En verdad, <<Satanás hubiese huido de Adán, porque donde está el
Espíritu de la sangre de Cristo hay comunión en el corazón de aquel
hombre o mujer, niño o niña, porque el enemigo tiene que huir lo más
lejos posible>>, para no ser tocado y, simultáneamente, condenado por
la santidad sobrenatural de nuestro Salvador Eterno, ¡nuestro fruto de
vida eterna! Es por eso, que <<si Adán hubiese comido del fruto del
Árbol de la vida eterna, en su día y en su hora, cuando Dios mismo lo
llamo y lo llevo al pie de su Árbol de vida, su Hijo amado, entonces
no hubiese caído nunca>>, en las mentiras, ni en las calumnias
terribles de gran maldad de Satanás.

Realmente, Adán y sus descendientes, comenzando con Eva, por ejemplo,
<<hubiesen estado completamente protegidos de los males terribles de
las mentiras y de las calumnias de Satanás en sus corazones y en sus
vidas bendecidas sobrenaturalmente por los poderes misteriosos del
Espíritu glorioso del fruto de la vida>>, como en el día que los llamo
individualmente nuestro Dios a obedecerle. Porque <<todo poder de
bendición>>, de asistencia, de socorro, de protección y demás de la
vida de los ángeles y así también de todos los hombres, mujeres, niños
y niñas de la tierra, <<están realmente disponibles a toda hora del
día, en el Espíritu del fruto de la vida eterna>>, ¡nuestro Señor
Jesucristo!, con tan sólo invocar su nombre santo.

Para que de esta manera única, entonces los seres muy santos, como
arcángeles, serafines, querubines y demás seres benditos del cielo y
así también como los hombres, mujeres, niños y niñas del paraíso y de
la tierra, <<vivan por siempre felices y llenos de vida en sus
corazones, en sus espíritus y en sus cuerpos humanos, si sólo llaman a
Jesucristo>>. Porque sólo Jesucristo es el fruto del Árbol de la vida
eterna, <<el cual realmente nos alimenta día y noche de todos los
nutrientes espirituales y materiales, como de los cuales necesitamos
en nuestros cuerpos, para sostener nuestras vidas>> en la tierra y así
también en el paraíso o en La Nueva Jerusalén Gloriosa del cielo, por
ejemplo.

Por ello, el que ama a Dios y a su Árbol de vida eterna, nuestro Señor
Jesucristo, entonces <<no podrá jamás hacerle ningún mal a ninguno de
sus siervos o de sus siervas, ni mucho menos a nadie más jamás>>, sino
todo lo contrario. Aquel hombre, mujer, niño o niña siempre <<ha de
bendecir con sus ruegos, oraciones, suplicas, intercesiones y demás
poderes espirituales a los siervos y a las siervas de Dios>>, porque
son de Cristo y, además, <<porque sus vidas son para gloria y para
honra eterna de nuestro Dios y de su nueva vida infinita>>, como en La
Nueva Jerusalén Glorificada del cielo.


El amor (Espíritu Santo) de nuestro Padre Celestial y de su Jesucristo
es contigo.


¡Cultura y paz para todos, hoy y siempre!


Dígale al Señor, nuestro Padre Celestial, de todo corazón, en el
nombre del Señor Jesucristo: Nuestras almas te aman, Señor. Nuestras
almas te adoran, Padre nuestro. Nuestras almas te rinden gloria y
honra a tu nombre y obra santa y sobrenatural, en la tierra y en el
cielo, también, para siempre, Padre Celestial, en el nombre de tu Hijo
amado, nuestro Señor Jesucristo.

LOS ÍDOLOS SON UNA OFENSA / AFRENTA A LA LEY PERFECTA DE DIOS

Es por eso que los ídolos han sido desde siempre: un tropiezo a la
verdad y al poder de Dios en tu vida. Un tropiezo eterno, para que la
omnipotencia de Dios no obre en tu vida, de acuerdo a la voluntad
perfecta del Padre Celestial y de su Espíritu Eterno. Pero todo esto
tiene un fin en tu vida, en ésta misma hora crucial de tu vida. Has de
pensar quizá que el fin de todos los males de los ídolos termine,
cuando llegues al fin de tus días. Pero esto no es verdad. Los ídolos
con sus espíritus inmundos te seguirán atormentando día y noche entre
las llamas ardientes del fuego del infierno, por haber desobedecido a
la Ley viviente de Dios. En verdad, el fin de todos estos males está
aquí contigo, en el día de hoy. Y éste es el Señor Jesucristo. Cree en
Él, en espíritu y en verdad. Usando siempre tu fe en Él, escaparas los
males, enfermedades y los tormentos eternos de la presencia terrible
de los ídolos y de sus huestes de espíritus infernales en tu vida y en
la vida de cada uno de los tuyos también, para la eternidad del nuevo
reino de Dios. Porque en el reino de Dios su Ley santa es de día en
día honrada y exaltada en gran manera, por todas las huestes de sus
ángeles santos. Y tú con los tuyos, mi estimado hermano, mi estimada
hermana, has sido creado para honrar y exaltar cada letra, cada
palabra, cada oración, cada tilde, cada categoría de bendición
terrenal y celestial, cada honor, cada dignidad, cada señorío, cada
majestad, cada poder, cada decoro, y cada vida humana y celestial con
todas de sus muchas y ricas bendiciones de la tierra, del día de hoy y
de la tierra santa del más allá, también, en el reino de Dios y de su
Hijo amado, ¡el Señor Jesucristo!, ¡El Todopoderoso de Israel y de las
naciones!

SÓLO ESTA LEY (SIN ROMPERLA) ES LA LEY VIVIENTE DE DIOS

Esta es la única ley santa de Dios y del Señor Jesucristo en tu
corazón, para bendecirte, para darte vida y vida en abundancia, en la
tierra y en el cielo para siempre. Y te ha venido diciendo así, desde
los días de la antigüedad, desde los lugares muy altos y santos del
reino de los cielos:

PRIMER MANDAMIENTO: "No tendrás otros dioses delante de mí".

SEGUNO MANDAMIENTO: "No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo
que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas
debajo de la tierra. No te inclinarás ante ellas ni les rendirás
culto, porque yo soy Jehová tu Dios, un Dios celoso que castigo la
maldad de los padres sobre los hijos, sobre la tercera y sobre la
cuarta generación de los que me aborrecen. Pero muestro misericordia
por mil generaciones a los que me aman y guardan mis mandamientos".

TERCER MANDAMIENTO: "No tomarás en vano el nombre de Jehová tu Dios,
porque Él no dará por inocente al que tome su nombre en vano".

CUARTO MANDAMIENTO: "Acuérdate del día del sábado para santificarlo.
Seis días trabajarás y harás toda tu obra, pero el séptimo día será
sábado para Jehová tu Dios. No harás en ese día obra alguna, ni tú, ni
tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu animal, ni el
forastero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días Jehová
hizo los cielos, la tierra y el mar, y todo lo que hay en ellos, y
reposó en el séptimo día. Por eso Jehová bendijo el día del sábado y
lo santificó".

QUINTO MANDAMIENTO: "Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días
se prolonguen sobre la tierra que Jehová tu Dios te da".

SEXTO MANDAMIENTO: "No cometerás homicidio".

SEPTIMO MANDAMIENTO: "No cometerás adulterio".

OCTAVO MANDAMIENTO: "No robarás".

NOVENO MANDAMIENTO: "No darás falso testimonio en contra de tu
prójimo".

DECIMO MANDAMIENTO: "No codiciarás la casa de tu prójimo; no
codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su
buey, ni su asno, ni cosa alguna que sea de tu prójimo".

Entrégale tu atención al Espíritu de Dios y deshazte de todos estos
males en tu hogar, en tu vida y en la vida de cada uno de los tuyos,
también. Hazlo así y sin mas demora alguna, por amor a la Ley santa de
Dios, en la vida de cada uno de los tuyos. Porque ciertamente ellos
desean ser libres de sus ídolos y de sus imágenes de talla, aunque tú
no lo veas así, en ésta hora crucial para tu vida y la vida de los
tuyos, también. Y tú tienes el poder, para ayudarlos a ser libres de
todos estos males, de los cuales han llegado a ellos, desde los días
de la antigüedad, para seguir destruyendo sus vidas, en el día de hoy.
Y Dios no desea continuar viendo estos males en sus vidas, sino que
sólo Él desea ver vida y vida en abundancia, en cada nación y en cada
una de sus muchas familias, por toda la tierra.

Esto es muy importante: Oremos junto, en el nombre del Señor
Jesucristo. Vamos todos a orar juntos, por unos momentos. Y digamos
juntos la siguiente oración de Jesucristo delante de la presencia
santa del Padre Celestial, nuestro Dios y salvador de todas nuestras
almas:

ORACIÓN DEL PERDÓN

Padre nuestro que estás en los cielos: santificada sea la memoria de
tu nombre que mora dentro de Jesucristo, tu hijo amado. Venga tu
reino, sea hecha tu voluntad, como en el cielo así también en la
tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Perdónanos nuestras
deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos
metas en tentación, mas líbranos del mal. Porque tuyo es el reino, el
poder y la gloria por todos los siglos. Amén.

Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, vuestro Padre Celestial
también os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los hombres,
tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.

Por lo tanto, el Señor Jesús dijo, "Yo soy el CAMINO, y la VERDAD, y
la VIDA ETERNA; nadie PUEDE VENIR al PADRE SANTO, sino es POR MÍ".
Juan 14:

NADIE MÁS TE PUEDE SALVAR.

¡CONFÍA EN JESÚS HOY!

MAÑANA QUIZAS SEA DEMASIADO TARDE.

YA MAÑANA ES DEMASIADO TARDE PARA MUCHOS, QUE NO LO SEA PARA TI Y LOS
TUYOS, EN EL DÍA DE HOY.

- Reconoce que eres PECADOR en necesidad, de ser SALVO de éste MUNDO y
su MUERTE.

Disponte a dejar el pecado (arrepiéntete):

Cree que Jesucristo murió por ti, fue sepultado y resucito al tercer
día por el Poder Sagrado del Espíritu Santo y deja que entré en tu
vida y sea tu ÚNICO SALVADOR Y SEÑOR EN TU VIDA.

QUIZÁ TE PREGUNTES HOY: ¿QUE ORAR? O ¿CÓMO ORAR? O ¿QUÉ DECIRLE AL
SEÑOR SANTO EN ORACIÓN? -HAS LO SIGUIENTE, y di: Dios mío, soy un
pecador y necesito tu perdón. Creo que Jesucristo ha derramado su
SANGRE PRECIOSA y ha muerto por mi pecado. Estoy dispuesto a dejar mi
pecado. Invito a Cristo a venir a mi corazón y a mi vida, como mi
SALVADOR.

¿Aceptaste a Jesús, como tu Salvador? ¿Sí _____? O ¿No _____?

¿Fecha? ¿Sí ____? O ¿No _____?

Si tu respuesta fue Si, entonces esto es solo el principio de una
nueva maravillosa vida en Cristo. Ahora:

Lee la Biblia cada día para conocer mejor a Cristo. Habla con Dios,
orando todos los días en el nombre de JESÚS. Bautízate en AGUA y en El
ESPÍRITU SANTO DE DIOS, adora, reúnete y sirve con otros cristianos en
un Templo donde Cristo es predicado y la Biblia es la suprema
autoridad. Habla de Cristo a los demás.

Recibe ayuda para crecer como un nuevo cristiano. Lee libros
cristianos que los hermanos Pentecostés o pastores del evangelio de
Jesús te recomienden leer y te ayuden a entender más de Jesús y de su
palabra sagrada, la Biblia. Libros cristianos están disponibles en
gran cantidad en diferentes temas, en tu librería cristiana inmediata
a tu barrio, entonces visita a las librerías cristianas con
frecuencia, para ver que clase de libros están a tu disposición, para
que te ayuden a estudiar y entender las verdades de Dios.

Te doy las gracias por leer mí libro que he escrito para ti, para que
te goces en la verdad del Padre Celestial y de su Hijo amado y así
comiences a crecer en Él, desde el día de hoy y para siempre.

El salmo 122, en la Santa Biblia, nos llama a pedir por la paz de
Jerusalén día a día y sin cesar, en nuestras oraciones. Porque ésta es
la tierra, desde donde Dios lanzo hacia todos los continentes de la
tierra: todas nuestras bendiciones y salvación eterna de nuestras
almas vivientes. Y nos dice Dios mismo, en su Espíritu Eterno: "Vivan
tranquilos los que te aman. Haya paz dentro de tus murallas y
tranquilidad en tus palacios, Jerusalén". Por causa de mis hermanos y
de mis amigos, diré yo: "Haya paz en ti, siempre Jerusalén". Por causa
de la casa de Jehová nuestro Dios, en el cielo y en la tierra:
imploraré por tu bien, por siempre.

El libro de los salmos 150, en la Santa Biblia, declara el Espíritu de
Dios a toda la humanidad, diciéndole y asegurándole: - Qué todo lo que
respira, alabe el nombre de Jehová de los Ejércitos, ¡el Todopoderoso!
Y esto es, de toda letra, de toda palabra, de todo instrumento y de
todo corazón, con su voz tiene que rendirle el hombre: gloria y loor
al nombre santo de Dios, en la tierra y en las alturas, como antes y
como siempre, por la eternidad.


http://www.supercadenacristiana.com/listen/player-wm.asp?playertype=wm%20%20///



http://www.unored.com/streams/radiovisioncristiana.asx



http://radioalerta.com
Faisanes .
2008-01-07 13:18:18 UTC
Permalink
Iván:

Hartas.

Aburres hasta a las piedras, si te lo propusieras. Se desharían en
arena, en tierra, con un último bostezo.

Cuelga tus monsergas donde sea, pero no en un grupo de medio ambiente;
seguro que eres famoso, por tus cross-postings, y hasta estarás orgulloso,
creerás que alguien se lea esos tochos que cuelgas. Escribe en algún foro
que se intitule, por ejemplo plomos.forever.

Gente como tú, quizás son generadores de no creyentes e incluso ateos.
Quien se aburre, se va.

Para un poco, un par de añitos, o un decenio y, si todos seguimos por
aquí, te lo agradeceremos. Te deberemos una, por tu silencio. Danos ese
regalo de Reyes, ¡anda!, porfa. :)

Un saludo,


"valarezo" <***@netzero.com> escribi� en el mensaje news:e176b30b-7ec6-4778-a2aa-***@v4g2000hsf.googlegroups.com...

Sábado, 05 de enero, año 2008 de Nuestro Salvador Jesucristo,
Guayaquil, Ecuador - Iberoamérica

(Feliz cumpleaños a Don Juan Carlos I. de Borbón, rey de España. Todo
nuestro mundo de habla hispano lo celebra con él, como de costumbre,
como en los días de las fiestas de los Reyes Magos, por ejemplo.

Entonces muchas felicidades a Don Juan Carlos I. por haber celebrado
una vez más su cumpleaños en unión de sus familiares y de sus buenos
amigos, como nuestro Creador Celestial, como nuestro Espíritu Santo,
como nuestro Salvador Eterno, nuestro Señor Jesucristo, en su casa
grande y en su corazón, como siempre, por supuesto, como buen rey de
los cristianos de habla hispano.

Pues bien, nosotros esperamos siempre felices que el rey Don Juan
Carlos I. cumpla muchos más años de salud, de felicidad y de mucha más
prosperidad que antes en sus nuevos días de vida, para él y para cada
una de todas las familias de España, se lo pedimos a nuestro Padre
Celestial en el nombre sagrado de su Hijo amado, ¡nuestro Señor
Jesucristo! ¡Amén!)


(Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)



SÍ BENDICES A UN SIERVO DE DIOS, PORQUE ES DE CRISTO, SERÁS BENDITO


Porque esa es la Ley del cielo, <<bendecir sin más tardar a los que
bendicen a los hijos e hijas de Dios en todos los lugares de la vasta
creación de Dios>>, en el cielo, en el paraíso y como la tierra, de
nuestros días y de siempre, por ejemplo. Porque esto es lo que <<agrada
al corazón sagrado de nuestro Padre Celestial, bendecir poderosamente
a los que bendicen a sus hijos y a sus hijas, para que sean también
benditos por igual cada uno de ellos>>, en la tierra y así también en
la nueva era venidera de su nuevo reino celestial.

Puesto que, <<una bendición sincera y sencilla del corazón>> del hombre,
de la mujer, del niño o de la niña hacia todos aquellos que aman a
Dios, <<por medio de su fruto de vida eterna>>, nuestro Señor
Jesucristo, entonces realmente <<se están bendiciendo ellos mismos>>
sobrenaturalmente. Y <<esta bendición veraz no morirá jamás delante de
Dios y de su Espíritu Santo, para que ningún bien les falte en sus
vidas ni en la vida de los suyos para siempre>>, en la tierra y así
también en el más allá, como en el paraíso o como en La Nueva
Jerusalén Santa e Imponente del cielo, por ejemplo.

Porque la verdad es también que <<nuestro Padre Celestial ama
infinitamente a todos aquellos que tienen siempre un buen corazón y un
buen espíritu, para bendecir limpiamente con sus vidas a los que
sirven a Dios, en el espíritu, en la verdad, en la justicia y en el
derecho de la Ley de Moisés y de Israel>>, por ejemplo. Dado que, para
nuestro Dios <<todo aquel que bendice con su corazón y con su vida a
sus siervos y a sus siervas en toda la tierra, realmente está
bendiciéndole a Él mismo, a su palabra, a su Ley Sagrada y a su nueva
vida infinita de su gran ciudad celestial>>, como La Nueva Jerusalén
Santa y Grandiosa del cielo.

Y tú mismo te preguntaras, por cierto, mi estimado hermano y mi
estimada hermana: ¿Quién es el siervo o sierva de Dios en toda la
tierra? Pues muy buena pregunta te has hecho y muy sincera al mismo
tiempo, porque la repuesta a ella no está lejos de la escritura, ni
menos de tu corazón y de tu conocimiento humano.

La verdad <<no es difícil de ver y entender>> quienes son realmente los
que sirven a Dios y quienes no, en todas las familias de las naciones
de la tierra. Nuestro Señor Jesucristo <<nos dio un buen ejemplo, en
sus muchas enseñanzas y en su palabra viva, por ejemplo>>. Él
simplemente nos dijo: <<Todo aquel que da buen fruto es de Dios, por
tanto, es un buen árbol. Porque ningún árbol malo les va a dar buen
fruto, ni ningún buen árbol les va a dar malos frutos>>.

Entonces a los hombres los conocerán por sus frutos, sean buenos o
sean malos sus frutos. Es decir, que si tú hermano te manifiesta
buenas obras y buenas palabras siempre, ciertamente él es de Dios, por
tanto, lleva buenos frutos en su vida delante de ti y de los demás.
Por lo contrario, si no es así, entonces significa que jamás saldrá de
él o de ella ningún buen fruto, ni ninguna buena palabra, digna de
verdad, de justicia y del cumplimiento del derecho de la Ley de Dios,
por ejemplo, para con él mismo, los suyos y para con los demás.

Así pues, conocerás siempre quien sirve a Dios y quien no, para que no
seas engañado jamás por ellos, ni muchos menos por Satanás, por
ejemplo. Y al que sirve a Dios, pues ayudarle, apoyarle, sostenerle
siempre para que las buenas obras avancen en la tierra para bien de
muchos y así las tinieblas dejen de seguir su curso de mal en peor, en
la vida de la humanidad entera y en todos los lugares de la tierra.
Porque son las buenas obras y las buenas palabras, como las que
descienden del cielo por el Espíritu Santo, como de nuestro Padre
Celestial y como las del Árbol de la vida, nuestro Salvador
Jesucristo: <<las que realmente bendicen y ayudan mucho en la vida del
hombre y de la mujer para crecer y para superar el mal del Satanás
siempre>>.

Porque ésta es realmente <<la bendición celestial>> que diariamente el
hombre, la mujer, el niño y la niña de la humanidad entera, necesitan
de Dios, como la tierra necesita de los rayos del sol para crecer
continuamente y tener luz y así por siempre ser libres de los males
terribles de las tinieblas de Satanás y de su gente de maldad.
Entonces no nos es difícil encontrarnos con gente que son de Dios y le
sirven fielmente día y noche, para que <<el Espíritu de la verdad, de
la justicia y del derecho eterno de su Ley Viviente florezca siempre
en todos los lugares de la tierra, para bien de muchos>>.

Y esto es, en verdad, como lo fue en la antigüedad así pues también,
hoy en día, para derrotar en cada momento a cada una de las más
terribles profundas tinieblas de Satanás y de su gente de gran maldad,
<<para que la luz del cielo sobreabunde en toda vida humana>>, como en
el paraíso con los ángeles, por ejemplo. Porque nuestro Padre
Celestial <<desea hacer de la tierra un paraíso glorioso>>, como en el
cielo, como en La Nueva Jerusalén Santa y Perfecta del más allá, por
ejemplo: <<llena de siervos y de siervas a él y a su nombre santísimo,
para que sólo reine la luz de la verdad, la justicia y el derecho de
su Ley Eterna>>. Y en estos lugares celestes todos se bendicen
mutuamente en Jesucristo.

Y, es por eso, que <<estamos llamados por nuestro Padre Celestial a ser
sus siervos y sus siervas por medio de Cristo, <<para alcanzar una vida
mucho mejor en esta vida y en la nueva era venidera, entonces vivir su
nueva vida infinita>>, libre de los males del pecado y vivir fijamente
de los frutos del buen Árbol Eterno, ¡nuestro Jesucristo! Entonces
cualquiera que les dé un vaso de agua en mi nombre, porque son de
Cristo, de cierto les digo que jamás perderá su recompensa, <<les decía
el Señor Jesucristo a sus apóstoles y a sus discípulos delante de las
multitudes, para que entiendan todos de que sus vidas son muy
preciosas para nuestro Dios y para sus ángeles del cielo>>.

Para que de esta manera, <<todo aquel que desee bendecir a su Padre
Celestial que está en los cielos, pues entonces muy bien lo puede
hacer con todo aquel que cree en él, por medio de su Hijo amado>>,
nuestro único fruto de vida eterna, en el paraíso, en la tierra y en
la nueva era venidera, también y para siempre. Porque en la nueva vida
del nuevo reino de Dios, los ángeles y así también los seres humanos,
como de todas las familias, razas, pueblos, linajes, tribus y reinos
de la tierra, <<tendrán que seguir comiendo y bebiendo del fruto del
Árbol de Dios, nuestro Señor Jesucristo, para no volver a tener sed,
ni hambre jamás en sus nuevas vidas infinitas>>.

Es decir, que <<sólo los que creen en Dios, en sus corazones, por medio
de su Hijo amado, confesando con sus labios su nombre santo y
salvador, entonces son realmente hijos e hijas del Altísimo>>, por lo
tanto, <<tienen acceso día y noche al Árbol de vida>>, en el paraíso, en
la tierra y en la nueva era venidera, también. Entonces nuestro Padre
Celestial <<desea que todo hombre, mujer, niño y niña de todas las
familias de la humanidad entera, reciba en su corazón, cuanto antes
mejor, el nombre muy antiguo y sumamente repleto de bendiciones de la
vida antigua de nuestro Padre Celestial y de su Árbol de la vida
eterna>>, para vivir en paz con Él infinitamente.

Y, <<sólo de esta manera poder entonces tener poderes sobrenaturales en
su corazón y en su espíritu humano para bendecirse a si mismo y a los
demás de igual forma, para gloria y para honra infinita de nuestro
Padre Celestial y de su nombre muy santo>>, por ejemplo. Porque
<<nuestro Padre Celestial desea día y noche que todo hombre y mujer,
que todo niño y niña se bendigan a si mismos y los unos a los otros,
en el nombre sagrado de su Hijo amado, ¡nuestro Señor Jesucristo!,
para que haya paz y prosperidad siempre en sus nuevas vidas
infinitas>>.

De otra manera, <<no hay paz ni menos vida para ningún ángel del cielo
y así también para Adán ni para ninguno de sus descendientes>>, en sus
millares, en todos los lugares de la creación de Dios. Porque <<el
bendecirse a si mismo y ayudarse el uno al otro, a como de lugar en el
nombre de Jesucristo>>, como en el cielo con los ángeles, por ejemplo,
es lo que realmente hace la gran diferencia para que haya crecimiento,
prosperidad y mucha paz entre los hombres, mujeres, niños y niñas de
la humanidad entera entre todas las naciones.

Y <<todos tenemos que aprender a darnos el uno al otro de las
bendiciones sobrenaturales de nuestro Señor Jesucristo y de su
Espíritu Santo, aunque seamos extraños o de tierras lejanas>>, para
gloria de nuestro Padre Celestial en el cielo y así también en nuestro
diario vivir en la tierra. Porque <<sólo nuestro Señor Jesucristo es la
paz verdadera para el corazón y para el alma viviente>> del hombre, de
la mujer, del niño y de la niña de la humanidad entera, así como lo es
para los ángeles, arcángeles, serafines, querubines y demás seres
santos del cielo, por ejemplo.

De otra manera, <<si no nos damos a Jesucristo el uno al otro, no
importando jamás el statu quo de la persona, entonces simplemente no
podremos vivir como Dios desea que vivamos como los ángeles en el
cielo>>, sino que seguiremos haciéndonos mal el uno al otro, como
dándonos siempre de los frutos malos del árbol prohibido, por ejemplo.
Es por eso, <<que era imprescindible para nuestro Padre Celestial y
para el primer hombre comer del Árbol de la vida primero antes de
comer de cualquier otro árbol del huerto del Edén>>, para que haya paz,
prosperidad y mucha luz en su vida humana y como, también, con cada
uno de sus descendientes, en sus millares, comenzando con Eva.

Porque <<éste Árbol de la vida eterna es, de modo definitivo, su Hijo
amado, nuestro único posible gran rey Mesías de todos los tiempos,
nuestro Señor Jesucristo>>, para darnos vida y paz en abundancia en
esta vida, y en la venidera la vida inmortal e inseparable de nuestro
Padre Celestial y de su Espíritu Santo, para siempre. Por ello, para
nuestro Padre Celestial, <<cada uno de los hombres, mujeres, niños y
niñas de la humanidad entera, que cree en él, por medio de su fruto de
vida, entonces es muy importante en su corazón y en su nueva vida
infinita>>; pues es realmente tan importante su vida como su mismo
Árbol de vida eterna, ¡nuestro Salvador Jesucristo!

Consecuentemente, todo aquel que bendiga a uno de sus pequeños, en
cualquier tiempo o lugar de la tierra, realmente se bendice a si mismo
infinitamente, delante de Dios y de su Espíritu Santo, para no perder
jamás ninguna de sus muchas y ricas bendiciones sobrenaturales, de su
corazón y de su alma eterna, por ejemplo, para vivir por siempre
feliz. Es decir, que nuestro Padre Celestial jamás se olvidara del
corazón y del alma eterna de aquel hombre o mujer, de aquel niño o
niña, que bendijo con su corazón y con los frutos de su vida a uno de
sus siervos eternos o de sus siervas eternas, que cree en Él, por
medio del Espíritu de fe, de su Jesucristo.

En la medida en que, <<para nuestro Padre Celestial cada uno de estos
pequeños que cree en él por medio de su Jesucristo, es aquí cuando
realmente se goza su corazón y toda su alma santísima>> en el cielo, en
la tierra y así también en la nueva vida infinita de su nuevo reino
celestial. Porque la verdad es que <<cada uno de los hombres, mujeres,
niños y niñas de las naciones de la tierra, que cree en su corazón y
así confiesa su amor eterno hacia su Dios y Creador que está en los
cielos, únicamente por medio del nombre glorioso de su Jesucristo,
entonces es su verdadera gloria para su nueva era infinita>>.

"Una gloria sumamente infinita y, simultáneamente, muy especial para
su corazón eterno", la cual siempre ha buscado desde siempre, como
desde los primeros días de la antigüedad y hasta que la encontró en
Adán, en Eva y en ti, mi estimado hermano y mi estimada hermana, en un
día como hoy, por ejemplo, para vivir felizmente ya su nueva eternidad
venidera. Ciertamente, en la tierra no le faltara jamás ningún bien
del cielo ni de la tierra en su corazón y en toda su vida, y en la
nueva era venidera de su nuevo reino celestial, <<nuestro Dios se
asegurara personalmente que aquel hombre o aquella mujer de buena fe y
de buena voluntad no pierda nunca su bendición celestial e infinita>>.

<<Pues así bendice nuestro Padre Celestial infinitamente a todos
aquellos que bendicen a sus siervos y a sus siervas, porque son de
Cristo, por ejemplo>>, en la tierra y así también en la nueva era
venidera de su nuevo reino celestial. Es por eso, <<que es bueno
bendecir siempre, en vez de hacer todo lo contrario en la vida de
cualquier hombre, mujer, niño o niña de Dios>>, como del que ha creído
en su corazón, que nuestro Señor Jesucristo es su gran rey Mesías y
único posible salvador de su vida, para siempre.

Universalmente, para nuestro Dios <<cada vida humana es muy importante
para Él y para su nuevo reino celestial>>; es por eso, que <<no espero
mucho tiempo en enviar a su Jesucristo a morir la muerte cruel sobre
los árboles cruzados de Adán y Eva, sobre la cima de la roca eterna,
para ponerle fin al ángel de la muerte>>. Porque para nuestro Padre
Celestial, <<la muerte es pecado o, muy bien podemos decir también, que
el pecado es la muerte eterna>> para los ángeles caídos y así también
para todo pecador y para toda pecadora de todos los tiempos de la vida
de toda la tierra.

Y es precisamente <<ese ángel de la muerte, el cual traerá muerte a tu
vida ya, si Cristo no es tu Salvador en tu corazón y en tu vida,
también, hoy en día y eternamente>>, mi estimado hermano y mi estimada
hermana, en el más allá, como en el lago de fuego, la segunda y muerte
final de tu alma eterna. Es por eso, que nuestro Padre Celestial
<<llama desde el paraíso a todo hombre, mujer, niño y niña de la
humanidad entera, ha escapar el mal del pecado y de su muerte segura
en el infierno y en el lago de fuego>>, sólo posible por medio de la
invocación espiritual de su Hijo amado, ¡nuestro Señor Jesucristo!

Y <<el enseñarle a otros a escapar el mal del pecado, por medio del
fruto del Árbol de la vida >>, en sí, está haciendo en su vida <<lo que
Dios deseo hacer desde el cielo con la vida de Adán y con la vida de
cada uno de sus descendientes>>, en sus millares, en todos los lugares
de la tierra. Porque nuestro Padre Celestial <<sólo desea bendiciones y
vida en abundancia para Adán y para cada uno de sus hijos e hijas de
todas las familias, razas, pueblos, linajes, tribus y reinos de toda
la tierra, para alcanzar nuevas santidades infinitas aún no conocidas
ni por los ángeles más sabios del cielo, por ejemplo>>.

Consiguientemente, para nuestro Padre Celestial, <<el que sabe hacer el
bien y no lo hace, entonces le es contado como pecado en la tierra y
en el reino de los cielos, también, para llevarlo a juicio>> en el día
del Gran Juicio Final de Dios y de su Jesucristo de todas las cosas
(hechas y escritas en los libros del cielo). Pero <<el que sabe hacer
el bien y lo hace, entonces para nuestro Padre Celestial aquel hombre,
mujer, niño o niña, tiene un lugar muy importante en su corazón
sagrado>> y en su nueva vida infinita: ¡la felicidad eterna!

Por cuanto, <<nuestro Padre Celestial nos llama diariamente a ser sus
siervos eternos a su nombre santo, por medio de su Hijo amado, nuestro
Árbol de vida eterna del paraíso y de la tierra>>, para que tengamos
poderes sobrenaturales y en abundancia para ayudar a muchos siempre y
hasta que su nuevo reino celestial empiece en nuestras vidas, por
ejemplo. Porque <<ese es el Espíritu que nuestro Padre Celestial nos ha
regalo por medio de su Hijo>>, nuestro Señor Jesucristo: A ayudarnos
legalmente con los poderes del cielo los unos a los otros,
especialmente con aquellos que están obrando siempre en la buena obra
de nuestro Dios y de su gran rey Mesías, ¡nuestro Señor Jesucristo!,
para bien eternos de muchos.

Ciertamente, <<nuestro Padre Celestial por siempre bendecirá sus almas
infinitas, sin jamás olvidarse de ninguno de ellos>>, en sus millares,
de todas las familias de las naciones de la tierra, como a los que
bendicen día y noche y sin cesar a sus siervos, porque son de su Hijo
amado, su Jesucristo, ¡el único posible Mesías Salvador de todos los
tiempos! Pues <<ellos mismos han sido comprados con precioso precio de
sangre santa y sumamente bendita del corazón del mismo Dios de toda
vida del cielo y de la tierra, también, como del corazón de su
Espíritu Santo, como del corazón de su Árbol de vida eterna>>, ¡nuestro
único posible Salvador Jesucristo!

Porque la verdad es también que <<para todo ser viviente del cielo como
ángeles, o de la tierra como hombres, mujeres, niños y niñas, entonces
tienen que estar completamente protegidos por nuestro Padre Celestial,
por los poderes sobrenaturales del Espíritu de vida eterna de su Árbol
viviente>>, ¡nuestro Salvador Jesucristo! Para que de esta manera, el
enemigo eterno de nuestro Padre Celestial, el cual es Satanás, <<no
pueda jamás contaminar sus corazones y sus vidas con sus palabras
llenas de las tinieblas de mentiras y de enfermedades terribles del
más allá>> (las cuales pueden muy bien llevar a cualquiera a la
perdición eterna del infierno, por ejemplo).

Además, nuestro Padre Celestial <<no desea ver a ninguno de sus hijos e
hijas en el camino de la perdición y hacia la maldad eterna, manchados
con los pecados de Adán y Eva, por ejemplo>>, como mentiras terribles
que creyeron en sus corazones de parte de Satanás para mal de sus
vidas y de sus almas infinitas. En verdad, nuestro Padre Celestial
<<sólo desea ver a cada uno de ellos salvos de los males terribles del
pecado y llenos del espíritu de amor y de la verdad salvadora de su
Árbol de vida eterna>>, ¡nuestro Salvador Jesucristo!

Porque mayor verdad de que el Señor Jesucristo es su Hijo amado, su
gran rey Mesías, <<no hay otra igual>> en el cielo, ni en la tierra, ni
en ningún otro lugar de la vasta creación de Dios, para bendecir por
siempre a los ángeles del cielo y así también a cada hombre, mujer,
niño y niña de la humanidad entera. Entonces, hoy en día, como en la
antigüedad: el que cree en su corazón que el Señor Jesucristo es el
Hijo de Dios, realmente ha creído a una gran verdad infinita, <<la cual
bendecirá y salvara su alma y su corazón infinitamente y, por tanto,
jamás podrá ser superara por ningún bien del cielo ni de la tierra
jamás>>.

Porque si en verdad <<deseas sentir el Espíritu de gracia y de amor
infinito de nuestro Padre Celestial hacia su Hijo amado, nuestro Señor
Jesucristo>>, entonces tienes que amar a tu prójimo, como a los siervos
y como a las siervas de Dios, por ejemplo, porque han sido comprados
con sangre muy santa y muy preciosa de Cristo. Porque todo aquel que
ama a su prójimo, entonces realmente está amando a su Dios y Fundador
de su vida, en la tierra y en el cielo, en el mismo Espíritu de amor
que Dios siente hacia su Hijo amado, nuestro único Salvador Eterno,
eternamente y para siempre.

En la medida en que, <<después de nuestro Señor Jesucristo, entonces
nuestro Padre Celestial no podrá jamás perdonar nuestros pecados, ni
menos salvar nuestras almas para darnos pasó hacia su nueva vida
infinita>> de su nuevo reino venidero, por ejemplo, como su Nueva Gran
Jerusalén Perfecta y Eterna del cielo. Porque <<sólo bendiciéndonos los
unos a los otros en nuestro Árbol de vida eterna, nuestro Salvador
Jesucristo, es que verdaderamente vamos a encontrar muchas de las más
ricas y gloriosas bendiciones de salud, de crecimiento y de vida
eterna>>, para nosotros mismos y para todos los demás, también, hoy en
día y para siempre.

Dado que, ese es el poder sobrenatural del evangelio de nuestro Padre
Celestial y de su Hijo amado, nuestro Señor Jesucristo: <<bendecirnos
los unos a los otros por los poderes sobrenaturales de su nombre
sagrado y de su Espíritu de vida, para que vengan siempre cada vez más
y más días mucho mejores a nuestras vidas y más no días malos>>. Es por
eso, que nuestro Señor Jesucristo ha sido un buen ejemplo del corazón
de nuestro Dios <<para enseñarnos desde siempre, como desde los
primeros días de vida del hombre en el paraíso y en la tierra,
también, a que vivamos protegidos constantemente de la presencia y de
los males terribles del espíritu de mentiras y de calumnias de
Satanás>>.

Y esto sólo se logra en nuestras vidas día a día, diciéndonos siempre
los unos a los otros: <<toda la verdad, es decir, las verdades del amor
de nuestro Padre Celestial hacia su Hijo amado y hacia cada uno de
nosotros, también>>, en nuestros millares, en toda la tierra, para
amarnos mutuamente, como hermanos y como hermanas en nuestro
Jesucristo. Porque <<sólo las verdades de Jesucristo nos llevan cada
vez más y más cerca al conocimiento perfecto de nuestro Padre
Celestial que está en los cielos>>, cuando las mentiras de Satanás
hacen todo lo contrario en nuestros corazones siempre, para alejarnos
cada vez más de nuestro Dios y Fundador de nuestras vidas.

Porque <<Satanás es un mal constante en nuestras vidas, ya sea por su
presencia terrible o por sus mentiras y por sus calumnias antiguas>>,
las cuales no cesan de maldecir nuestras vidas, por ejemplo; pero
<<nuestro Jesucristo es un bien constante en nuestros corazones>>, el
cual jamás deja de bendecirnos aún más allá de la tierra y del cielo,
también. Entonces <<Satanás está siempre viendo como atacar a la imagen
y a la semejanza de Dios y de su Hijo amado en cada hombre, mujer,
niño y niña de la humanidad entera>>, como lo hizo en el cielo, no
tanto con los ángeles sino con Adán y Eva en el paraíso y así también
con sus descendientes en la tierra.

Es por eso, que cada vez que Satanás <<ve a un ser humano, entonces
inmediatamente está buscando como atacarlo para humillar y para
destruir, si fuese posible, la imagen y la semejanza de Dios en aquel
hombre o mujer o en aquel niño o niña, por ejemplo>>, en todos los
lugares de la tierra, cada vez que puede hacerlo así. Entonces Satanás
es nuestro peor enemigo en el paraíso, en la tierra y por siempre en
el más allá y hasta que deje de existir; es más, <<Satanás es tanto
enemigo de nosotros, así como siempre lo ha sido de Dios y de su Árbol
de vida eterna>>, ¡nuestro Señor Jesucristo!

Y cada vez que sientas el ataque del enemigo de tu vida, <<es realmente
el mismo ataque que nuestro Dios y su Jesucristo han sentido en sus
corazones y en sus vidas, cada vez que han sido atacados con mentiras
y con calumnias terribles de Satanás, por ejemplo>>, en el cielo y en
la tierra. Porque los ataques de Satanás en contra de Dios <<jamás
cesaron en el cielo, ni menos en la tierra>> (pienso que en la tierra
han sido mayores aún que los antiguos ataques que hizo en el cielo en
contra de Dios, de su Árbol de vida eterna y de su linaje humano, por
ejemplo).

Ya que, <<Satanás no ha cambiado en nada, desde el día que comenzó a
mentir y a calumniar delante de Dios>>, para hacer caer a los ángeles
del cielo en sus desgracias eternas y así también en el paraíso con
Adán y cada uno de sus descendientes, en sus millares, en todos los
lugares de la creación de Dios. Pues lo mismo es, como hoy en día,
contigo y conmigo, por ejemplo, mi estimado hermano y mi estimada
hermana, <<para hacernos creer a sus mentiras y a sus calumnias
religiosas, siempre dichas en contra de Dios y del Espíritu de la Ley,
nuestro Cristo, por medio de ídolos e imágenes de talla y de mucha
gente de gran maldad, también>>.

Por este motivo, <<Satanás odia la vida del hombre>> (la cual es obra de
las manos de Dios y el amor de Jesucristo), pues, así también la vida
de cualquier ser creado por la palabra y por el nombre de nuestro
Dios, Creador del cielo y de la tierra. Y cuando Satanás ataca
<<entonces lo hace con gran maldad y sin misericordia alguna en su
corazón oscuro, no tanto para herir al siervo o a la sierva de Dios,
sino a Dios mismo, a su Ley Eterna y a su Hijo amado>>, ¡nuestro
Salvador Jesucristo!

Porque <<todo ataque de Satanás es siempre planeado para destruir la
obra de nuestro Padre Celestial y de su Hijo amado, nuestro Árbol de
vida eterna, nuestro Señor Jesucristo, en nuestros corazones, en
nuestras mentes, en nuestras almas vivientes y en nuestras vidas
infinitas>>, de hoy en día en la tierra y así también de la nueva vida
venidera, por ejemplo. Y, por tanto, el que se deja usar por Satanás,
<<para atacar a un siervo o a una sierva de Dios, entonces está pecando
terriblemente delante de nuestro Padre Celestial y de su único Árbol
de vida eterna>>, nuestro Señor Jesucristo, para mal eterno de su vida
y de los suyos, también, en el cielo y en la tierra.

Porque el mal de Satanás <<cuando entra en una persona, entonces tiende
a regarse a los demás, de una manera u otra y hasta que lo logra para
mal de muchos siempre>>. Entonces mi estimado hermano y mi estimada
hermana, <<sí sientes en tu corazón decir o hacer algún mal en contra
de un siervo o de una sierva de Dios, como de los que son de
Jesucristo, entonces piénsalo bien>>, para que no peques en contra de
tu misma alma eterna, delante de Dios y de sus ángeles respetables,
por ejemplo.

Piénsalo bien antes de actuar, <<porque la verdad es que no eres tú
haciendo el ataque o la ofensa en contra de aquel siervo o aquella
sierva de Dios, sino que es el mismo Satanás en tu corazón, en tus
labios y hasta en tus manos, también>>, y sin que te des cuenta de nada
hasta que ya es demasiado tarde. Es por eso, que es mejor siempre
<<dejarlo todo (o cualquier dificultad) en las manos de nuestro Padre
Celestial, para que sea él mismo quien actúe por ti para defenderte de
cualquier ofensa del enemigo eterno de tu vida>> (el cual actúa
clandestinamente en la vida de cualquier pecador o de cualquier
pecadora de toda la tierra, para hacerte daño).

Por ello, nuestra única defensa ante cualquier ataque de mentiras y de
calumnias terribles de Satanás y de sus seguidores malvados es, ni más
ni menos, como en el reino de los ángeles, como en el paraíso de Adán
y Eva, por ejemplo, <<el mismo Espíritu Bendito del fruto de la vida
eterna de siempre>>, ¡nuestro único Salvador Jesucristo! Por ejemplo,
si Adán hubiese obedecido al llamado de Dios, de comer y de beber del
fruto del Árbol de la vida, desde el comienzo de su vida en el
paraíso, entonces <<Satanás jamás hubiese intentado acercarse a él,
para hacerle su maldad, como la que ya conocemos muy bien>>, sino todo
lo contrario.

En verdad, <<Satanás hubiese huido de Adán, porque donde está el
Espíritu de la sangre de Cristo hay comunión en el corazón de aquel
hombre o mujer, niño o niña, porque el enemigo tiene que huir lo más
lejos posible>>, para no ser tocado y, simultáneamente, condenado por
la santidad sobrenatural de nuestro Salvador Eterno, ¡nuestro fruto de
vida eterna! Es por eso, que <<si Adán hubiese comido del fruto del
Árbol de la vida eterna, en su día y en su hora, cuando Dios mismo lo
llamo y lo llevo al pie de su Árbol de vida, su Hijo amado, entonces
no hubiese caído nunca>>, en las mentiras, ni en las calumnias
terribles de gran maldad de Satanás.

Realmente, Adán y sus descendientes, comenzando con Eva, por ejemplo,
<<hubiesen estado completamente protegidos de los males terribles de
las mentiras y de las calumnias de Satanás en sus corazones y en sus
vidas bendecidas sobrenaturalmente por los poderes misteriosos del
Espíritu glorioso del fruto de la vida>>, como en el día que los llamo
individualmente nuestro Dios a obedecerle. Porque <<todo poder de
bendición>>, de asistencia, de socorro, de protección y demás de la
vida de los ángeles y así también de todos los hombres, mujeres, niños
y niñas de la tierra, <<están realmente disponibles a toda hora del
día, en el Espíritu del fruto de la vida eterna>>, ¡nuestro Señor
Jesucristo!, con tan sólo invocar su nombre santo.

Para que de esta manera única, entonces los seres muy santos, como
arcángeles, serafines, querubines y demás seres benditos del cielo y
así también como los hombres, mujeres, niños y niñas del paraíso y de
la tierra, <<vivan por siempre felices y llenos de vida en sus
corazones, en sus espíritus y en sus cuerpos humanos, si sólo llaman a
Jesucristo>>. Porque sólo Jesucristo es el fruto del Árbol de la vida
eterna, <<el cual realmente nos alimenta día y noche de todos los
nutrientes espirituales y materiales, como de los cuales necesitamos
en nuestros cuerpos, para sostener nuestras vidas>> en la tierra y así
también en el paraíso o en La Nueva Jerusalén Gloriosa del cielo, por
ejemplo.

Por ello, el que ama a Dios y a su Árbol de vida eterna, nuestro Señor
Jesucristo, entonces <<no podrá jamás hacerle ningún mal a ninguno de
sus siervos o de sus siervas, ni mucho menos a nadie más jamás>>, sino
todo lo contrario. Aquel hombre, mujer, niño o niña siempre <<ha de
bendecir con sus ruegos, oraciones, suplicas, intercesiones y demás
poderes espirituales a los siervos y a las siervas de Dios>>, porque
son de Cristo y, además, <<porque sus vidas son para gloria y para
honra eterna de nuestro Dios y de su nueva vida infinita>>, como en La
Nueva Jerusalén Glorificada del cielo.


El amor (Espíritu Santo) de nuestro Padre Celestial y de su Jesucristo
es contigo.


¡Cultura y paz para todos, hoy y siempre!


Dígale al Señor, nuestro Padre Celestial, de todo corazón, en el
nombre del Señor Jesucristo: Nuestras almas te aman, Señor. Nuestras
almas te adoran, Padre nuestro. Nuestras almas te rinden gloria y
honra a tu nombre y obra santa y sobrenatural, en la tierra y en el
cielo, también, para siempre, Padre Celestial, en el nombre de tu Hijo
amado, nuestro Señor Jesucristo.

LOS ÍDOLOS SON UNA OFENSA / AFRENTA A LA LEY PERFECTA DE DIOS

Es por eso que los ídolos han sido desde siempre: un tropiezo a la
verdad y al poder de Dios en tu vida. Un tropiezo eterno, para que la
omnipotencia de Dios no obre en tu vida, de acuerdo a la voluntad
perfecta del Padre Celestial y de su Espíritu Eterno. Pero todo esto
tiene un fin en tu vida, en ésta misma hora crucial de tu vida. Has de
pensar quizá que el fin de todos los males de los ídolos termine,
cuando llegues al fin de tus días. Pero esto no es verdad. Los ídolos
con sus espíritus inmundos te seguirán atormentando día y noche entre
las llamas ardientes del fuego del infierno, por haber desobedecido a
la Ley viviente de Dios. En verdad, el fin de todos estos males está
aquí contigo, en el día de hoy. Y éste es el Señor Jesucristo. Cree en
Él, en espíritu y en verdad. Usando siempre tu fe en Él, escaparas los
males, enfermedades y los tormentos eternos de la presencia terrible
de los ídolos y de sus huestes de espíritus infernales en tu vida y en
la vida de cada uno de los tuyos también, para la eternidad del nuevo
reino de Dios. Porque en el reino de Dios su Ley santa es de día en
día honrada y exaltada en gran manera, por todas las huestes de sus
ángeles santos. Y tú con los tuyos, mi estimado hermano, mi estimada
hermana, has sido creado para honrar y exaltar cada letra, cada
palabra, cada oración, cada tilde, cada categoría de bendición
terrenal y celestial, cada honor, cada dignidad, cada señorío, cada
majestad, cada poder, cada decoro, y cada vida humana y celestial con
todas de sus muchas y ricas bendiciones de la tierra, del día de hoy y
de la tierra santa del más allá, también, en el reino de Dios y de su
Hijo amado, ¡el Señor Jesucristo!, ¡El Todopoderoso de Israel y de las
naciones!

SÓLO ESTA LEY (SIN ROMPERLA) ES LA LEY VIVIENTE DE DIOS

Esta es la única ley santa de Dios y del Señor Jesucristo en tu
corazón, para bendecirte, para darte vida y vida en abundancia, en la
tierra y en el cielo para siempre. Y te ha venido diciendo así, desde
los días de la antigüedad, desde los lugares muy altos y santos del
reino de los cielos:

PRIMER MANDAMIENTO: "No tendrás otros dioses delante de mí".

SEGUNO MANDAMIENTO: "No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo
que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas
debajo de la tierra. No te inclinarás ante ellas ni les rendirás
culto, porque yo soy Jehová tu Dios, un Dios celoso que castigo la
maldad de los padres sobre los hijos, sobre la tercera y sobre la
cuarta generación de los que me aborrecen. Pero muestro misericordia
por mil generaciones a los que me aman y guardan mis mandamientos".

TERCER MANDAMIENTO: "No tomarás en vano el nombre de Jehová tu Dios,
porque Él no dará por inocente al que tome su nombre en vano".

CUARTO MANDAMIENTO: "Acuérdate del día del sábado para santificarlo.
Seis días trabajarás y harás toda tu obra, pero el séptimo día será
sábado para Jehová tu Dios. No harás en ese día obra alguna, ni tú, ni
tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu animal, ni el
forastero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días Jehová
hizo los cielos, la tierra y el mar, y todo lo que hay en ellos, y
reposó en el séptimo día. Por eso Jehová bendijo el día del sábado y
lo santificó".

QUINTO MANDAMIENTO: "Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días
se prolonguen sobre la tierra que Jehová tu Dios te da".

SEXTO MANDAMIENTO: "No cometerás homicidio".

SEPTIMO MANDAMIENTO: "No cometerás adulterio".

OCTAVO MANDAMIENTO: "No robarás".

NOVENO MANDAMIENTO: "No darás falso testimonio en contra de tu
prójimo".

DECIMO MANDAMIENTO: "No codiciarás la casa de tu prójimo; no
codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su
buey, ni su asno, ni cosa alguna que sea de tu prójimo".

Entrégale tu atención al Espíritu de Dios y deshazte de todos estos
males en tu hogar, en tu vida y en la vida de cada uno de los tuyos,
también. Hazlo así y sin mas demora alguna, por amor a la Ley santa de
Dios, en la vida de cada uno de los tuyos. Porque ciertamente ellos
desean ser libres de sus ídolos y de sus imágenes de talla, aunque tú
no lo veas así, en ésta hora crucial para tu vida y la vida de los
tuyos, también. Y tú tienes el poder, para ayudarlos a ser libres de
todos estos males, de los cuales han llegado a ellos, desde los días
de la antigüedad, para seguir destruyendo sus vidas, en el día de hoy.
Y Dios no desea continuar viendo estos males en sus vidas, sino que
sólo Él desea ver vida y vida en abundancia, en cada nación y en cada
una de sus muchas familias, por toda la tierra.

Esto es muy importante: Oremos junto, en el nombre del Señor
Jesucristo. Vamos todos a orar juntos, por unos momentos. Y digamos
juntos la siguiente oración de Jesucristo delante de la presencia
santa del Padre Celestial, nuestro Dios y salvador de todas nuestras
almas:

ORACIÓN DEL PERDÓN

Padre nuestro que estás en los cielos: santificada sea la memoria de
tu nombre que mora dentro de Jesucristo, tu hijo amado. Venga tu
reino, sea hecha tu voluntad, como en el cielo así también en la
tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Perdónanos nuestras
deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos
metas en tentación, mas líbranos del mal. Porque tuyo es el reino, el
poder y la gloria por todos los siglos. Amén.

Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, vuestro Padre Celestial
también os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los hombres,
tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.

Por lo tanto, el Señor Jesús dijo, "Yo soy el CAMINO, y la VERDAD, y
la VIDA ETERNA; nadie PUEDE VENIR al PADRE SANTO, sino es POR MÍ".
Juan 14:

NADIE MÁS TE PUEDE SALVAR.

¡CONFÍA EN JESÚS HOY!

MAÑANA QUIZAS SEA DEMASIADO TARDE.

YA MAÑANA ES DEMASIADO TARDE PARA MUCHOS, QUE NO LO SEA PARA TI Y LOS
TUYOS, EN EL DÍA DE HOY.

- Reconoce que eres PECADOR en necesidad, de ser SALVO de éste MUNDO y
su MUERTE.

Disponte a dejar el pecado (arrepiéntete):

Cree que Jesucristo murió por ti, fue sepultado y resucito al tercer
día por el Poder Sagrado del Espíritu Santo y deja que entré en tu
vida y sea tu ÚNICO SALVADOR Y SEÑOR EN TU VIDA.

QUIZÁ TE PREGUNTES HOY: ¿QUE ORAR? O ¿CÓMO ORAR? O ¿QUÉ DECIRLE AL
SEÑOR SANTO EN ORACIÓN? -HAS LO SIGUIENTE, y di: Dios mío, soy un
pecador y necesito tu perdón. Creo que Jesucristo ha derramado su
SANGRE PRECIOSA y ha muerto por mi pecado. Estoy dispuesto a dejar mi
pecado. Invito a Cristo a venir a mi corazón y a mi vida, como mi
SALVADOR.

¿Aceptaste a Jesús, como tu Salvador? ¿Sí _____? O ¿No _____?

¿Fecha? ¿Sí ____? O ¿No _____?

Si tu respuesta fue Si, entonces esto es solo el principio de una
nueva maravillosa vida en Cristo. Ahora:

Lee la Biblia cada día para conocer mejor a Cristo. Habla con Dios,
orando todos los días en el nombre de JESÚS. Bautízate en AGUA y en El
ESPÍRITU SANTO DE DIOS, adora, reúnete y sirve con otros cristianos en
un Templo donde Cristo es predicado y la Biblia es la suprema
autoridad. Habla de Cristo a los demás.

Recibe ayuda para crecer como un nuevo cristiano. Lee libros
cristianos que los hermanos Pentecostés o pastores del evangelio de
Jesús te recomienden leer y te ayuden a entender más de Jesús y de su
palabra sagrada, la Biblia. Libros cristianos están disponibles en
gran cantidad en diferentes temas, en tu librería cristiana inmediata
a tu barrio, entonces visita a las librerías cristianas con
frecuencia, para ver que clase de libros están a tu disposición, para
que te ayuden a estudiar y entender las verdades de Dios.

Te doy las gracias por leer mí libro que he escrito para ti, para que
te goces en la verdad del Padre Celestial y de su Hijo amado y así
comiences a crecer en Él, desde el día de hoy y para siempre.

El salmo 122, en la Santa Biblia, nos llama a pedir por la paz de
Jerusalén día a día y sin cesar, en nuestras oraciones. Porque ésta es
la tierra, desde donde Dios lanzo hacia todos los continentes de la
tierra: todas nuestras bendiciones y salvación eterna de nuestras
almas vivientes. Y nos dice Dios mismo, en su Espíritu Eterno: "Vivan
tranquilos los que te aman. Haya paz dentro de tus murallas y
tranquilidad en tus palacios, Jerusalén". Por causa de mis hermanos y
de mis amigos, diré yo: "Haya paz en ti, siempre Jerusalén". Por causa
de la casa de Jehová nuestro Dios, en el cielo y en la tierra:
imploraré por tu bien, por siempre.

El libro de los salmos 150, en la Santa Biblia, declara el Espíritu de
Dios a toda la humanidad, diciéndole y asegurándole: - Qué todo lo que
respira, alabe el nombre de Jehová de los Ejércitos, ¡el Todopoderoso!
Y esto es, de toda letra, de toda palabra, de todo instrumento y de
todo corazón, con su voz tiene que rendirle el hombre: gloria y loor
al nombre santo de Dios, en la tierra y en las alturas, como antes y
como siempre, por la eternidad.


http://www.supercadenacristiana.com/listen/player-wm.asp?playertype=wm%20%20///



http://www.unored.com/streams/radiovisioncristiana.asx



http://radioalerta.com
Faisanes .
2008-01-16 01:07:07 UTC
Permalink
by
all, having power to insinuate himself into all the body, because he holds
the principal shoot, which insinuates itself everywhere? How easy it was to
make this degenerate into tyranny! That is why Christ has laid down for them
this precept: Vos autem non sic.[217]

873. The Pope hates and fears the learned, who do not submit to him at will.

874. We must not judge of what the Pope is by some words of the Fathers--as
the Greeks said in a council, important rules--but by the acts of the Church
and the Fathers, and by the canons.

Duo[218] aut tres.219 In unum. Unity and plurality. It is an error to
exclude one of the two, as the papists do who exclude plurality, or the
Huguenots who exclude unity.

875. Would the Pope be dishonoured by having his knowledge from God and
tradition; and is it not dishonouring him to separate him from this holy
union?

876. God does not perform miracles in the ordinary conduct of His Church. It
would be a strange miracle if infallibility existed in one man. But it
appears so natural for it to reside in a multitude, since the conduct of God
is hidden under nature, as in all His other works.

877. Kings dispose of their own power; but the Popes cannot dispose of
theirs.

878. Summum jus, summa injuria.220

The majority is the best way, because it is visible and has strength to make
itself obeyed. Yet it is the opinion of the least able.

If men could have done it, they would have placed might in the hands of
justice. But as might does not allow itself to be managed as men want,
because it is a palpable quality, whereas justice is a spiritual quality of
which men dispose as they please, they have placed justice in the hands of
might. And thus that is called just which men are forced to obey.

Hence comes the right of the sword, f
valarezo
2008-01-16 02:32:26 UTC
Permalink
are so astonished when they are presented with propositions of which
they understand nothing, and the way to which is through definitions and
axioms so sterile, and which they are not accustomed to see thus in detail,
that they are repelled and disheartened.

But dull minds are never either intuitive or mathematical.

Mathematicians who are only mathematicians have exact minds, provided all
things are explained to them by means of definitions and axioms; otherwise
they are inaccurate and insufferable, for they are only right when the
principles are quite clear.

And men of intuition who are only intuitive cannot have the patience to
reach to first principles of things speculative and conceptual, which they
have never seen in the world and which are altogether out of the common.

2. There are different kinds of right understanding; some have right
understanding in a certain order of things, and not in others, where they go
astray. Some draw conclusions well from a few premises, and this displays an
acute judgment.

Others draw conclusions well where there are many premises.

For example, the former easily learn hydrostatics, where the premises are
few, but the conclusions are so fine that only the greatest acuteness can
reach them.

And in spite of that these persons would perhaps not be great
mathematicians, because mathematics contain a great number of premises, and
there is perhaps a kind of intellect that can search with ease a few
premises to the bottom and cannot in the least penetrate those matters in
which there are many premises.

There are then two kinds of intellect: the one able to penetrate acutely and
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